Aprovechando la extraña anécdota de haber vivido ya diez mudanzas con tan solo 22 años, y ante el ejercicio de retratar a mi familia, se me ocurrió recurrir a los portales de las casas que más estima me generan.
No fue una decisión casual: esos portales —que alguna vez abrí con mis propias llaves— guardan algo más que una entrada física. Otro hecho determinante en la familia que debía retratar -la mía- fue la separación de mis padres. Así, con tres columnas, terminé exponiendo tres épocas que, de alguna manera, visualizan esa separación: la casa de una infancia unida y, posteriormente, las dos casas por separado donde viví la adolescencia, a veces con mi madre, a veces con mi padre.
Estas imágenes, tomadas ahora, se combinan con fotografías de archivo: aquellas que tomamos en los respectivos años en que habitamos esas casas. Con humor, estas fotos se superponen a la composición del portal, casi provocando una imagen nostálgica de lo que solía pasar ahí dentro.
Ahora, esas puertas que ya no puedo abrir quedan, de alguna manera, empapeladas por mi proyecto. Cubiertas por recuerdos y por la presencia de mi familia, reocupando lo que las mudanzas dejaron atrás.
Taking advantage of the strange fact that I’ve already moved ten times at just 22 years old, and faced with the exercise of portraying my family, I decided to focus on the doorways of the houses I hold in highest regard.No fue una decisión casual: esos portales —que alguna vez abrí con mis propias llaves— guardan algo más que una entrada física. Otro hecho determinante en la familia que debía retratar -la mía- fue la separación de mis padres. Así, con tres columnas, terminé exponiendo tres épocas que, de alguna manera, visualizan esa separación: la casa de una infancia unida y, posteriormente, las dos casas por separado donde viví la adolescencia, a veces con mi madre, a veces con mi padre.
Estas imágenes, tomadas ahora, se combinan con fotografías de archivo: aquellas que tomamos en los respectivos años en que habitamos esas casas. Con humor, estas fotos se superponen a la composición del portal, casi provocando una imagen nostálgica de lo que solía pasar ahí dentro.
Ahora, esas puertas que ya no puedo abrir quedan, de alguna manera, empapeladas por mi proyecto. Cubiertas por recuerdos y por la presencia de mi familia, reocupando lo que las mudanzas dejaron atrás.
It wasn’t a casual decision: those doorways —which I once opened with my own keys— hold more than just physical entry. Another defining moment in the family I was trying to portray —my own— was my parents’ separation. So, through three columns, I ended up presenting three distinct periods that, in some way, also reflect that separation: the house of a united childhood, and later the two separate homes where I spent my teenage years, sometimes with my mother, sometimes with my father.
These images, taken in the present, are combined with archival photographs: those we took during the years we actually lived in those homes. With a sense of humor, these older photos are superimposed onto the composition of the doorways, almost creating a nostalgic scene of what used to happen inside.
Now, those doors I can no longer open are, in a way, wallpapered by my project. Covered with memories and the presence of my family, reoccupying what the moves out have left behind.
Nikon F-601M
ILFORD Delta 400
ILFORD Delta 400
SS 2025